martes, 5 de marzo de 2024

 LA VILLANELLA



     Hace unos pocos días mi hermana de la vida y compañera de carrera, Zoraida Jiménez de Romero, me consultó sobre la Villanella. Con sinceridad le confesé mi ignorancia al respecto y procedí entonces a buscar información en la red, que trasmito en forma resumida:

      La Villanella (también conocida como villanesca) es una composición poética que alude a la joven nativa y residente en una villa. Su origen se remonta al Nápoles del Renacimiento italiano, como forma vocal popular no folclórica. Posteriormente pasó a Francia, donde adoptó una forma poética en lugar de musical.       

       Como poema la Villanella (plural Villanelle) consta de 19 versos estructurados en 5 tercetos y 1 cuarteto. Los versos riman entre primero y tercero, los segundos entre sí. Los versos 6, 12 y 18 repiten el primero y los versos 9, 15 y 19 repiten el tercero, formando estribillos.

      El interés por el nuevo descubrimiento me llevó a proponerle a Zoraida que intentáramos componer una Villanella. En efecto, me puse a la tarea y logré lo que a continuación les copio

                                                              NUEVO DÍA EN LA VILLA

                                                                            (Villanella)

                                        La luz enciende el alba y la mañana

                                        y la villa temprano se despierta

                                        con el ronco tañer de la campana.


                                        El pastor canta su canción temprana, 

                                         Y el ruiseñor con dulce canto alerta.

                                         La luz enciende el alba y la mañana.


                                          Alegrando el verdor de la sabana

                                           un sinsonte su trinar concierta  

                                           con el ronco tañer de la campana.


                                            Despereza la cabra con desgana

                                             y el cerdo gime por su suerte incierta.

                                            La luz enciende el alba y la mañana.


                                            Se escucha, entonces, la canción lejana

                                             del pastorcillo que dejó la huerta

                                              con el ronco tañer de la campana.


                                               La villa, alegre, de su afán se ufana

                                               y vanagloria por no estar desierta.

                                              La luz enciende el alba y la mañana

                                               con el ronco tañer de la campana.

                                                                  ----0----




  


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sábado, 2 de marzo de 2024

P I A C H E S
(Continuación)

PIACHE V

Contemplando la laguna 

 junto al anciano Piache éste me dijo un día:

¿Ves la estela que sobre el agua

va dejando el ánade en su vagar?

De igual modo la vida 

va dejando sus surcos en las almas.

---O---

PIACHE VI

El agua cantarina del arroyo

pule las piedras al pasar

-Me dijo el Piache anciano-

Si se detiene  en un recodo,

el moho las recubre y las opaca.

¡Vive! Alegra tu vivir en las pequeñas cosas.

Si te detienes y solazas en las penas, 

tu alma que brilla como piedra de arroyo

se cubrirá del moho de la piedra del pozo.

---O---

PIACHE VII

Me dijo una vez el Piache anciano:

No le pidas a Dios

lo que tú mismo

no eres capaz de darte.

---O---

PIACHE VIII

No esperéis

-dijo el anciano Piache-

un amor para siempre...

Solo a trechos.

---O---

PIACHE IX

Mirando, el Piache anciano, 

los rayos de la luna sobre el lago, dijo:

Buscad a aquel que, como Luna,

deje rayos de luz sobre sus almas.

PIACHE X

Si quien besó tu alma 

te quemó el corazón dejando cicatrices 

-me dijo ha tiempo el Piache anciano-

no eran besos del alma...

Solo besos.


miércoles, 29 de abril de 2020

PARA TODOS

Si algun dia al mirarte
te pregunto quien eres,
no pienses que soy mala o ingrata.
Es que mi mente enferma
ha olvidado mi historia
y no entiende conceptos 
y no recuerda nombres:  
                 
                 I

Si eres fruto bendito
de este cuerpo marchito, 
no pienses en la carga
que debas soportar.
Llevame despacito
donde puedas mostrarme
la rosa perfumada,
la abeja en el panal.

               II

Si eres mi fiel amigo
no llores ni sufras por mi olvido,
conduceme sin prisa
donde estan las hormigas
y enseñame el clavel que perfuma tu patio;
intenta recordarme
que el cafe calentito
endulzo algunas tardes 
que compartimos juntos. 

              III

Y si eres aquel hombre
que alguna vez me amara,
en algun plenilunio
ve conmigo al jardin:
señalame la estrella,
señalame la luna, 
y roza suavemente
mis labios con tu piel.

Y permite que muera
dulcemente en tus brazos,
sin recordar quien eres
y olvidando quien soy.

            --- 0 ---
Notas:

a- El texto anterior,  antes que un poema,  es una reflexion que acudio a mi mente al recordar a dos amigas muy queridas, victimas ambas por diferentes causas, de la desmemoria. Esta condicion es, en mi opinion, mas muerte que la muerte fisica. 

b- Pido disculpas a mis posibles lectores por la ausencia de acentos ortograficos. La laptop en la cual escribo tiene un tablero para el idioma ingles. Y aunque se que es posible hacer uso de un tablero virtual apropiado para el español, no he logrado hacer que funcione para mi. Puede ser que una de las causas de este desagradable inconveniente sea la "brecha generacional".

Derechos reservados.
Frisco, Texas - 02/14/2020


martes, 7 de abril de 2015

NUEVA SACUDIDA AL VIEJO ARCÓN

                                                              I
 
 
Allí donde las pisadas no regresan,
quedan impresos los días soleados
y las noches de tormenta.
El viento se lleva los suspiros...
 
                                          II
 
Alguien lleva en un cuenco
las cenizas de un sueño...
 
                                          III
 
No abandones tus pisadas
sobre la roca oscura
que yace como un monstruo dormido
en la ribera. Mas, no retornes.
Sigue por la vereda
hasta donde te lleve el porvenir:
No importa si alguien
se haya quedado atrás.
 
                                         IV
 
La oscuridad cubre la noche como un velo,
pero las almas que no saben de infamias
brillan como diamantes
bajo un rayo de sol...
 
                                          V
 
No supe descubrir,
entre los llantos de mis congojas
que ya era libre
para volver a amar.
 
                                           VI
 
Unas manos que llovían
ternuras sobre su frente atormentada
le devolvieron la luz de su mirada,
la calma a su inquietud,
el rocío a su rosa
que casi marchitaba.
Unos ojos que prometieron lunas
regresaron a su alma
los delirios de mundos ignotos,
de praderas colmadas de colores,
de cielos con millares de luces
donadas por sus manos
para iluminar el camino de sus vidas.
Unos labios que entonaron
augurios como ritmos del cielo
en melodías no escuchadas y
besos que nadie conoció
porque eran suyos y
le pertenecieron solamente  a su boca...
le enseñaron que  todavía
en su vida, la vida florecía,
que había sueños posibles
y esperanza naciendo
entre cenizas que el viento dispersó.
El tiempo transcurrió,
cesó la lluvia,
se apagó la luz de la mirada
y los labios
quedaron en la espera de un beso
que jamás regresó.
 
 
___________
Derechos reservados.
 
 
 
 
 
 
 
 

DEL VIEJO ARCÓN DE LOS RECUERDOS

                                            I
 
De las sombras no me des los besos,
pues los besos de sombra
rasgan el corazón.
 
(No me des besos de sombra
porque besos sombríos
manchan el corazón).
 
                                             II
 
Miré bajo las piedras;
sobre las copas de los árboles
           escruté;
Horadé las canteras
            de las minas,
ensangrenté mis manos.
Alargué mis brazos
              hacia una nube
para escarbar en ella.
En todos los lugares
               solo encontré vacío.

miércoles, 18 de marzo de 2015

DIÁSPORA

Retomo la ruta de la comunicación y el afecto compartidos con ¨amigos invisibles¨ (como diría Uslar Pietri) desde una nueva geografía: obligada a abandonar mis lares en busca de un destino menos cruel y sin sentido como el que está viviendo Venezuela. Parece un sarcasmo que hoy tengamos que hablar de la diáspora venezolana, cada día más intensa, cada vez más numerosa y triste. Pero, como la vida sigue siendo bella a pesar de tiempos aciagos, no incurriré en el error de solazarme en la tristeza y mucho menos de agobiar a posibles lectores con quejas que no les pertenecen ni pueden remediar. Han pasado ya seis meses desde que salí (salimos) del hogar que me cobijó por casi 40 años. Lo hice sin mirar hacia atrás, convencida de que era la última vez que transitaba esa calle. Así finalizó una etapa para iniciar otra !Quién lo diría! en la octava década de mis experiencias.
Por el momento, nos hemos radicado en Frisco, Texas. Ésta es una ¨pequeña¨ población de provincia que nada tiene que envidiar a una gran ciudad como Dallas, a la cual está unida sin transición perceptible a través de varias  urbes iguales a ella (McKinie, Plano, Allen y otras) que forman un conjunto urbano amplio y se disuelven hasta confundirse, como dije, con la ciudad madre, Dallas. Son lugares hermosos de clima cálido la mayor parte del año; territorios de llanura sin montañas, excepto algunas  elevaciones del terreno, que parecen colocadas allí solo para romper la monotonía del paisaje. Las calles y avenidas son amplias y exentas de suciedad, con algunas interrupciones a causa de la construcción de otras, puesto que Frisco y sus alrededores son territorios en expansión que crecen aceleradamente con nuevas vías de comunicación y conjuntos residenciales que las bordean. No obstante, aún pueden verse muchos terrenos vacíos o en incipientes procesos de construcción. Conjuntos trazados en forma geométrica con viviendas de similar apariencia, es decir, de arquitectura uniforme cuyas variantes son apenas visibles.
Los cielos son de un azul intenso, a veces sin la presencia de nubes o aglomeradas en caprichosos conjuntos de ellas, conformando un hermoso paisaje celeste y blanco. Los dos o tres primeros meses fueron de tiempo tormentosos, sin exageraciones y luego un invierno con menos de una semana de nevadas, mayormente agua-nieve, que se vuelve peligrosa para el tránsito automotor. Desde hace dos o tres días el invierno comenzó a despedirse y el ambiente se prepara para recibir la primavera (anunciada para el mes de abril). La claridad ha vuelto a iluminar el cielo y el calorcito comienza a acariciarnos la piel. Según nos relatan, el verano en Texas es rudo; veremos cómo nos va con él.
De ahora en adelante este va a ser nuestro hogar (¿Definitivo?). Venezuela quedó atrás con su violencia incontrolada, su inflación descomunal, las injusticias de su gobierno forajido y, todavía, con un montón de gente amada que permanece en la memoria como alegría y como congoja. Es época, para nosotros, de adaptaciones: nuevas costumbre, nueva lengua. La vida cambió. Esperamos que con la infinita misericordia divina, sea para nuestro bien.

sábado, 19 de julio de 2014

UNA INSÓLITA AMISTAD

Cuando Mercedes alcanzò la cincuentena pensó que ya era tiempo de retirarse y poder disfrutar de eso que algunos han dado en llamar el ocio creador. Su propósito era retomar la afición abandonada hacía ya tanto tiempo: la talla de la madera. Consultó con Salvador, su marido, temiendo que tal vez éste pusiese alguna objeción. No fue así. Y era realmente de esperarse porque el Ingeniero de Sstemas había admirado siempre la habilidad de su mujer para extraer de un burdo trozo de madera figuras deliciosas, gráciles y de gran sencillez. Líneas límpidas de suavidad extrema hechas para el deleite y la admiración.
Puestos de acuerdo decidieron cambiar su residencia citadina por un alegre departamento junto al mar. Lograron conseguirlo a muy precio, en uno de esos edificiios restaurados después del desastre de 1999 cuando el "deslave" ocurrido en la región costera central de Venezuela arrasó con innúmeras viviendas y dañó seriamente varios edificios de apartamentos. La nueva vivienda, lo suficientemente amplia para no sentirse agobiados entre la estrechez de sus paredes, tenía un espacioso balcón con vista al mar, donde la pareja colocó graciosamente una mesa con cuatro sillas. Adornaron el lugar discretamente y con buen gusto. Asllí solía desayunar Mercedes casi todas las mañanas, después de que Salvador saliera hacia la capital para cumplir con su jornada laboral.
Mercedes saboreaba su condumio mañanero deleitándose con la visión del mar, cuyas olas jugueteaban en un rítmico vaivén a veces suave, otras no tanto y en alguna ocasión verdaderamente agresivo.
Las gaviotas adornaban el cielo y ofrecían a la contemplación de Mercedes su danza de expertas pescadoras. Más allá, navíos de diferentes  calados avanzaban lentamente rompiendo la lejana línea del horizonte. Reposado el desayuno la mujer emprendía la faena de transformar en belleza maderos de distintos tipos y colores. Así transcurrían sus días sin más compañía que el viento salino y el graznido de las gaviotas. Tal idílica situación fue repitiéndose sin apenas variaciones durante algunos meses. Mercedes permanecía en soledad hassta el anochecer, cuando Salvador regresaba de Caracas. La vivienda se volvía bulliciosa entonces y el silencio daba a paso a entretenidas y largas conversaciones entre la pareja. Al día siguiente, Mercedes volvía a encontrarse sin compañía.
La situación no la afectó durante los primeros tiempos. Todo era novedoso para ella, no obstante, el tedio fue apoderándose de su ánimo y el silencio forzoso se convirtió en una carga. Para variar, comenzó a pasear por la ruta costanera y, a veces, se sentaba en alguna de las grandes rocas que cercaban la playa. Un día, se acercó un automóvil de la policía y un agente la abordó, diciéndole:
--Señora, buenos días. Le aconsejamos que no permanezca sola en este sitio. Es muy peligroso. Los fines de semana hay gran afluencia de personas y no hay peligro. Pero en días laborables los bandoleros están al acecho de personas solitarias y son capaces de cualquier cosa para perpetrar sus fechorías. Es mejor que regrese a su casaa--
--Muchas gracias --respondió Mercedes con cierta aprensión y siguiendo el consejo del Agente regresó rápidamente a su hogar.
La mujer no tuvo más opción que permanecer en su vivienda, pasando largo tiempo en el balcón. Un día, después del desayuno y para cambiar su rutina, encendió uno de los cigarrillos de su marido. Aspiró con fruición el humo y se quedó mirando cómo, en volutas, ascendía hacia la pared. Un pequeño tuqueque, tan pálido que se diría transparente, parecía observarla. Ella lo miró largamente y, de pronto, comenzó a hablar en voz alta:
--¡Hola, tuqueque! ¿Cómo te va? ¿Sientes tedio, como yo? Aquí estamos los dos, solitos, sin nadie con quien compartir... Bueno, podemos conversar tú y yo ¡Me gustaría ser tu amiga!
El animalito permaneció inmóvil, mirándola como si pudiera entenderla. Se arrastró con rapidez hacia donde ella estaba y se quedó quieto viéndola con fijeza por varios minutos. Repentinamente se dio vuelta y corrió veloz hacia el techo, desapareciendo por la pared exterior.
A la mañana siguiente Mercedes, que había olvidado el incidente del día anterior, se sorprendió al notar la presencia del pequeño lagarto.
--¡Hola, tuqueque-- dijo  --De nuevo tú por aquí ¡Te vez estupendo! añadió sonriendo.
El animalito movió su cabecita de un lado a otro. La observó largamente y luego se alejó con rapidez. Merces comentó entonces:
--¡Ingrato! Te fuiste sin despedi-- y comenzó a preparar sus herramientas. Un rato después, Tuquque estaba de vuelta. Allí se quedó paseando de un lado a otro de la pared hasta que Mercedes abandonó su tareas y fue a la cocina a prepararse algo de comer.
¡Ciao, Tuqueque! ¡Hasta luego!-- dijo.
Algo más tarde, se percató que el lagartijo estaba en la pared frente a ella.
--¿Quieres almorzar conmigo, Tuqueque? ¿Te agradan las miguitas de pan con leche? Y diciendo esto se vio preparando un platito con leche y algunas migajas de pan. Lo acercó a la pared y se retiró hacia la mesa. Tuqueque se acercó muy despacio hacia el platito, lo olisqueó  y se separó rápidamente del alimento permaneciendo, sin embargo, en la pared de la cocina. Mercedes retiró el platito, lo lavó y colocó en él trocitos de la tortilla que estaba comiendo. Se alejó de nuevo hacia la mesa y esperró. El tuqueque se desplazó con precaución, metió su cabecita en el platito, agarró con su lengua diminuta un trozo del alimento y lo engulló. Se mantuvo apartado varios minutos y luego, como con disimulo, regresó por más. Así, hasta que hubo devorado toda la tortilla. Escenas parecidas se repetían a diario haciendo divertida la jornada de la mujer. Un día Mercedes creyó oir una especie de silbido que salía de la boquita de Tuqueque. Ella intentó imitarlo y el bichito repitió el sonido. Igual hizo Mercedes. Intercambiaron silbidos varias veces:
¡Había comenzado un proceso de comunicación entre una dama solitaria y un pálido tuqueque!
Progresivamente los encuentros dama-tuqueque volvieron habituales, así como en intercambio de silbidos. En otra oportunidad Mercedes, casualmente, frotó entre sus manos una bolsita de material plástico, produciendo un sonido peculiar. Tuqueque apareció de inmediato. Ella repitió la acción a distintas horas, cuando Tuqueque no estaba e invariablemente éste aparecía:
¡Se había creado un código entre una dama solitaria y un pálido tuqueque! ¡ERA EL INICIO DE UN LENGUAJE!
                                                       
                                                         ............
Esta pequeña historia es absolutamente verídica. Por supuesto, los nombres son ficticios.
No conozco a la Mercedes de la realidad y mucho menos a Tuqueque. En mi casa abundan esos graciosos animalitos pálidos y huidizos. ¡Me encantan! No obstante, nunca he intentado entablar amistad con ninguno de ellos.
Desconozco el final de la historia. No he querido fantasear al respecto: me gustan los finales abiertos porque es una manera de interactuar con los posibles lectores. Cada uno efectuará una lectura diferente ¡Que así sea el remate de este relato!.
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Descubrí en la red que los tuqueques son los únicos reptiles que pueden articular un sonido y además, que sus nombres son innumerables. Hay materia para la investigación cibernética.