miércoles, 23 de julio de 2008

MIS CONTRATIEMPOS COTIDIANOS





No sé cuán extenso resultará este relato autobiográfico, ni si su contenido pueda resultar del interés de mis amigos. En caso de que esto último no se cumpla (o lo haga al revés) les pido su condescendencia al momento de juzgar.

El último finde fue signado por la tragedia (¿?) doméstica: el tubo que alimenta la bañadera (o bañera) del cuarto de baño de Andrés, se rompió el jueves cerca de la media noche (¡Por supuesto!!)… El agua comenzó a manar por la parte inferior de la pared, formando una hermosísima laguna, iluminada por los rayos lunares. Como era hora de dormir, cerré la “llave de paso” y corté el flujo de agua (por nada del mundo escribiré la ridícula frase de “el preciado líquido)… Quedamos “desaguados” en el hogar dulce hogar. A las 04:00 a.m. (¡Sí, a esa hora), tuve que correr al jardín para abrir la llave y permitir que mi Reina pudiera quitarse la mugre nocturna bajo la ducha. Al salir hacia el trabajo, la niña volvió a cerrar la llave y yo, dormí sobresaltada hasta las 6:00 a.m., hora en la cual efectué la primera de las casi 30 llamadas que hice al móvil del plomero durante ese día, dejando otros tantos mensajes con reclamos ¡urgentísimos! Mensajes que nunca fueron respondidos (el último de ellos, creo que el Nº 27 lo dejé a las 11:25 p.m.). Otra noche de vueltas en la cama y pesadillas donde José Luís (el plomero) me perseguía blandiendo una descomunal llave inglesa, dando alaridos por la cantidad de mensajitos dejados en su celu

Ya era sábado, día de no madrugar y si de arrecochinarse en el lecho hasta bien entrada la mañana… Pero tuve que abrir los ojos a las seis (todavía oscuro) para iniciar un nuevo ciclo de llamadas a Teodofrastro (el verdadero nombre de José Luís), por fortuna, en esa oportunidad su voz (que para mí fue como coro de ángeles) respondió al primer timbrazo… Escuchó mi larga explicación y, con gran descaro, me dijo que debía esperar hasta el lunes porque ese sábado lo tenía comprometido de antemano. ¡Ni modo! Paciencia, paciencia y más paciencia:
-Está bien Sr. José Luís, lo espero el lunes a primera hora.
-Allí estaré, sin falta. Hasta el lunes…
-¡Ciao!




Podrán imaginar cómo fue ese fin de semana: carreritas de la casa a la llave y de ésta a la casa cada vez que a alguien se le antojaba una “necesaria”, habría de tomar un baño o fregar la loza. Bien, pero entre altos y bajos pasaron los dos días (aciagos pero al mismo tiempo divertidos) y llegó el lunes por la mañana. Madrugué, como siempre e hicimos mi hija y yo los últimos viajes para abrir y cerrar la bendita llave. Resulta obvio decirles que cada vez que abríamos el agua, ésta formaba en menos de cinco minutos la hermosa laguna que se hacía cada vez más extensa… (¡Joder! Decía para mis adentros).
A las 8:00 a.m. no llegó J. L. Lo hizo (por fortuna) a las 8:35 y comenzó su ardua tarea:
Es como un soldado o policía entrenadísimo: donde pone el ojo pone no la bala sino la piqueta ¡Y allí está precisamente el chorrito!!! La parte de la pared que da hacia fuera está recubierta por tablillas de barro cocido ¡Colocadas hace menos de tres meses!!! Le rogué que no maltratara la pared interna, pues los mosaicos de cerámica ya no se consiguen en ese diseño… ¡Ni modo!! A cada piquetazo salía un nuevo chorrito correspondiente a otro agujerito y… así sucesivamente hasta que tuvo que romper la acera, la cerámica interna y hacer un hoyo en el jardín. El arreglo implicó dos viajes a la ferretería para comprar materiales (los del primer viaje resultaron insuficientes) y, finalmente, a las 02:00 p.m., le oí decir el anhelado
-Señora, está listo.
-¿Cuánto?
-Con mano de obra y materiales, Bs. 750.000.oo (750.oo bolívares fuertes)
¡A pagar sin decir ni pío!!!...

José Luis es plomero pero no albañil, en consecuencia, el hueco en la pared del baño quedó y permanecerá hasta que encuentre un alarife de confianza... ¡Más paciencia!


Me fui con Andrés a almorzar en el Centro Comercial más cercano y, cuando llegué: ¡No había agua! Y la bomba hidráulica estaba apagada..El calentador del baño de Andrés se había quedado conectado y sonaba como una moto en funcionamiento… Casi en seguidas comenzó a llegar una especie de carato de chocolate con tamarindo (¡Uy!!!) con una fuerza increíble que al abrir los grifos salíamos todos salpicados y manchados… Conclusión: la suciedad arrastrada tapó las tuberías y esa noche no salía agua fría en el baño de mi Reina, ni agua caliente en el de Andrés… Solamente en el mío la cosa quedó medio, medio. En consecuencia, todos a bañarse en lo de Alichín, pero ninguno a secar… ¡Qué seque la abuela, carajo!!!

Otros contratiempos pasaron pero no voy a contar sino el de esta mañana: Debía lavarle unas sábanas a mi hija y preparé la lavadora, abrí los grifos, se llenó el artefacto e introduje la ropa… Comenzó el ciclo sin contratiempos. Terminó el ciclo de lavado y pasó al de enjuague… No sentí ruido de agua cayendo, me asomé y ¡Sorpresa! Salían apenas dos hilillos casi invisibles… ¡Coño, qué vaina! ¡Lo que faltaba!
Como para ponerse a llorar en un rincón… Pero de pronto pensé qué debía hacer algo. Y lo hice… Busqué la manguera en el jardín (toda llena de lodo y anudada) para conectarla cerca del lavandero. Mientras la estiraba (a la manguera) la pasé por encima de un hormiguero. ¡Las putas hormigas eran voraces y, por supuesto, se ensañaron en mí! Me picaron hasta donde siempre hay sombra y los bordes blanquísimos de mi pijama de seda se llenaron de lodo y de hormigas cabronas… No importa… Logré desenredar y lavar la manguera y con ella terminé de llenar la lavadora y, por supuesto, de lavar después de llenar tres veces el aparato… La manguera tiene un huequito y mojó todo el piso. Tampoco importa. Me las ingenié haciendo malabares para pasar la ropa de la lavadora a la secadora sin que rozara el piso. Y me pregunté: ¿Estos son tus infortunios? Después de tener dos días continuos con falta de energía durante casi dos horas cada día, de haber sobrevivido a dos aguaceros tormentosos que me dejaron mojada toda la casa, aún así estaba feliz: A mi tercera edad pude solucionar el proble. de la lavadora es decir, soy aún capaz de solucionar situaciones conflictivas ¡En este país donde tanta gente sufre y llora!!:
Dos niños secuestrados en Las Mercedes aún no aparecen. Una joven de 19 años encontrada muerta en unos matorrales y una historia truculenta a su alrededor. Cuarenta fallecidos por violencia el último fin de semana solamente en Caracas. El innombrable comprando equipos de defensa antiaérea por 30 mil millones ¡De dólares! Otros jóvenes secuestrados en el Estado Zulia. Los precios de los alimentos por las nubes. Las deudas que el gobierno no nos cancela. Todo eso en un país que se cae a pedazos…Mis contratiempos son signos de una felicidad inconmensurable … pues a pesar de que aquí me tocó vivir, aún lo hago con cierta dignidad.